Qué son las rentas vitalicias

Se trata de un tipo de contrato firmado ante notario que debe ser solicitado por una persona mayor de 65 años para conseguir beneficiarse de una paga de carácter mensual hasta el momento de su defunción. Para poder conseguir esta renta, el usuario debe ofrecer la venta de su vivienda, aunque puede continuar viviendo en ella hasta que muera.

De esta manera, la persona que desea obtener la renta vitalicia, puede conservar el usufructo de su vivienda al mismo tiempo que recibe la renta de todos los meses, llegando a liberarse por fin de gastos como el del IBI, o el propio seguro del hogar, que pasarán a formar parte de las obligaciones de la entidad bancaria o compañía con la que se realice el contrato.

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Cómo funcionan las rentas vitalicias

El funcionamiento de una renta vitalicia, es el siguiente: una vez que el usuario realiza la aportación de una prima única, la compañía se dispone a ofrecer mensualmente una paga, que por supuesto ha sido pactada por ambas partes antes de la formalización del contrato. La duración de dicha paga será la misma que el periodo de vida de la persona que contrata la renta, por lo que esta será percibida hasta el momento de la muerte del asegurado, incluyéndose en el contrato una cobertura por fallecimiento.

Dicha cobertura permite al beneficiario recibir cierta cantidad de dinero que generalmente se corresponde con un porcentaje de la prima única que ha sido aportada. Esta cantidad varía en base al tipo de contrato que el usuario haya negociado con la compañía.

Para evitar malentendidos con las compañías o la propia insatisfacción al haber contratado algo que realmente no concuerda con nuestras exigencias, es necesario tener en cuenta dos factores muy importantes. El primero de ellos, es que una renta vitalicia no dispone de una gran flexibilidad en cuanto a la liquidez, lo que implica tener claro que el dinero que depositemos en la prima única no podrá rescatarse de ninguna manera fuera de las condiciones impuestas en el contrato.

Después, es importante tener en cuenta que una renta vitalicia funciona de una manera casi idéntica a una herencia. Es más, hay que tener en cuenta que la tributación una vez se dé el fallecimiento del usuario, se va a realizar sobre el impuesto de sucesiones y donaciones. Por lo tanto, es imprescindible que valoremos detenidamente a las personas que queremos incluir como beneficiarias de esta renta, que o bien pueden ser las mismas que resultan ser herederas legales, o todo lo contrario. Por otro lado, si no llegase a existir ningún beneficiario, sería la familia cercana la que se haría cargo de administrar dicha renta.

Una renta vitalicia nos proporciona una serie de ventajas que otros productos financieros no nos pueden llegar a ofrecer. Entre ellas, podemos destacar:

  • Obviamente, el hecho de que vamos a beneficiarnos de una paga mensual durante todo el tiempo que nos quede de vida, la cual dispone de un interés que le mejora a lo largo del tiempo y que de ninguna manera se podrá alterar en función del movimiento del mercado.
  • Permite al usuario despreocuparse de dichos gastos que antes podían llegar a quitar el sueño, como otro tipo de inversiones, el pago de ciertos intereses, seguros, etc. Y, como no podía ser de otra manera, cabe destacar que su funcionamiento es prácticamente igual al de un seguro de vida, por lo que los beneficiarios de la renta pueden ser los propios herederos legales.

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